20 Oct Las reuniones de trabajo: tu mejor aliado para aprender a hablar en público (parte 2)

Como decíamos en la primera parte de este artículo, tendemos a infravalorar las reuniones de trabajo desde el punto de vista de la comunicación. Sin embargo, son un gran entrenamiento. ¡Y hay que aprender a venderse uno mismo! 

Sigamos. Más trucos que puedes poner en práctica de forma cotidiana, segunda parte:

5. Acaba con tus muletillas

“En plan”. “A ver”. “Bueno, pues…”. Taparse la boca al hablar. Frotarse las manos. Colocarnos el pelo. Las hay de todo tipo y colores, tanto en lo verbal como en el plano no verbal.

Yo, por ejemplo, me di cuenta de que hacía una especie de chasquido con la lengua antes de empezar las frases. Y lo noté gracias a los audios de WhatsApp que les mando a mis amigos (las malas lenguas dicen que lo mío son audiolibros. ¡Soy una rollera!).

Identifica esas muletillas que son únicamente ruido y ve entrenando para eliminarlas, porque, cuando estés nervioso y llegue el momento de una gran presentación, las usarás más de lo habitual. Y serán un elemento de distracción para tu interlocutor. Y eso es una pena; si están pensando en la muletilla no te están escuchando.

6. Presta atención a la voz

La monotonía en el tono de voz suele ser uno de los grandes puntos débiles en las reuniones de trabajo. A la hora de presentar ideas o trasladar reflexiones, tendemos a perder la naturalidad, es como si quisiéramos pasar desapercibidos o todo lo contrario, queremos sonar grandilocuentes y nos pasamos de serios o, peor, de estirados. Bueno, quizás es mucho más sencillo: estamos tan pendientes de qué decir, que no prestamos atención al cómo decirlo (en esto, los puntos 1 y 2 te van a ayudar un montón).

Una voz monótona es tremendamente difícil de seguir, aunque lo que estés diciendo sea interesante; ya sea por exceso o por defecto. Reflexiona dónde estás en este momento e intenta incorporar modificaciones. Por ejemplo:

• Si te pasas de suave, prepárate alguna frase corta a enfatizar o mete de vez en cuando una pregunta.
• Si hablas demasiado lento o dubitativo, ten preparadas frases que podrás decir a mayor velocidad y en tono contundente porque ya las tienes trabajadas.
• Si te pasas de enérgico, espacia un poco tus picos y esfuérzate en bajar el tono o el ritmo cada equis tiempo. Para tus compañeros será agotador seguirte el ritmo si estás siempre arriba.

7. Haz la técnica del faro con la mirada 

La mejor manera de involucrar a quien te escucha es mirándole a los ojos. Pero cuando estamos un poco nerviosos, o se nos olvida o nos intimida esa mirada. Da igual si te escuchan 3 personas o 10; todas deben sentir que en algún momento de la presentación te has dirigido a ellas. ¿Cómo? Con el contacto visual. ¡Es como ligar!

Si te cuesta, imita el movimiento del faro; mueves tu cabeza de izquierda a derecha, haciendo un barrido por toda la sala. De esa manera, abarcarás a todos tus compañeros.

Si tiendes a mirar hacia abajo por los nervios, que sepas que es muy normal, pero que sepas también que debes ponerte a trabajar en ello ya mismo. Una buena forma puede ser, en esa reunión, detectar a una o dos personas que te generen confianza, bien porque las conoces previamente o bien porque su gesto amable te invita a sentirte cómodo. Y ve alternando tu mirada entre ellas. Irás así poco a poco acostumbrándote a mirar a los ojos sin sentir tanto vértigo.

Y recuerda: sé tú mismo, prepara tu traje a medida y practica, practica, ¡practica!